miércoles, 22 de julio de 2009

Últimamente ando más vago de lo normal... y eso que hasta incluso trabajo eh! Pero no sé, llego a mi casa y no quiero hacer nada más, simplemente tirarme en el sillón y vaguear.
No sé, y no es que esté cansado eh, si no que no quiero saber nada más con nada ni nadie, no pensar y tirarme a mirar el techo por horas.
Es por eso que casi no escribo ya... y eso que tuve motivos eh: Gimnasia safó INCREIBLEMENTE del descenso, cumplí 19 años, fue el Día (comercial) del Amigo... no sé. Quizás esté perdiendo "la chispa", eso que hace que te den ganas de escribir. La inspiración, la motivación, como quieras llamarlo...
Ando perdido con el foro de unos amigos últimamente, WTForo, péguense una vuelta, no se van a arrepentir.
Pensé que escribiendo un poco me iba a motivar, pero ni eso.

Over and out.

martes, 14 de julio de 2009

Gracias Niell =D

Después de TRES horas buscando un puto reproductor flash de audio, y casi ya sin esperanzas, lo encontré!
Como estoy vago, dejo el audio nomás. Si no hubiése sido TAN jodido dejaba imágenes y un textito también. Bueh, dejo el texito =P En realidad debería escribir el texto más largo de mi vida, pero como leí en el diario, las palabras son y serán frías para intentar expresar el tipo de sensaciones que me tocó vivir ayer. Además, tengo MUCHA paja, menos inspiración y mañana a las 9 AM (son las 3:09) tengo que estar levantado porque empiezo a laburar =D

Pispeen lo que se sintió.

Relato del 3er gol por Giralt (el que a mí me gusta)




Relato del 3er gol por Dalto (el que le gusta a la del bigote)




Histórico, inexplicable, increíble

miércoles, 8 de julio de 2009

Fuck off

Odio la hipocresía. En demasía. Rima y todo. Qué ganas de tener 21 e irme de este lugar.

Sos un hipócrita. A veces me hacés sentir TANTA vergüenza...


Scar tissue that I wish you saw

Sarcastic Mister Know-it-all



miércoles, 1 de julio de 2009

Set the sails!

Tenía ganas de hacer una gran narración gran, porque el sábado pasado, con mi viejo y 2 amigos de él, me fui por primera vez en mi vida a pescar embarcado. Nice! Realmente estuvo genial, fue una experiencia fuera de lo común, rompiendo un poco los esquemas, pero la verdad tengo muy poca (por no decir nula) inspiración...
Ni les cuento el frío que hacía. Calificarlo de polar es como decir que hacía 35ºC a la sombra... por Dios, lo que sufrí esos veinte, treinta, cien mil minutos arriba de la lancha hasta que llegamos a, como dijo mi viejo, El Gallinero. Y no se olviden de que arriba de la lancha y en pleno Río de La Plata el viento no es precisamente una brisita que te acaricia... Es más bien una tromba de alfileres clavándose en cualquier frágil y vulnerable parte desnuda de tu cuerpo. Bueh, tampoco tanto, jeh. En fin, me banqué ese frío, que calculo que pelea en el top five de más crueles, y me dispuse a armar la caña. -"Cómo era esto, viejo?"- pregunté, como si todavía fuera un nene. Bueno, lo soy =$. Me dió las instrucciones pero la Ropo I (nótese el egocentrismo del "Capitán" del bote, quien nombró al mismo con su apodo [Se viene la Trip I? =O, jajaja]) se movía, inquieta, poniéndomela difícil, como si no quisiera que pescase. Finalmente, a la media hora, entre empujones y puteadas, pude poner mis boyas en el agua. Pero, no era el único debutante. Aunque yo ya había pescado antes desde muelle, Sebastián, mejor conocido como "El Largo", jamás había sacado un pez del agua. Supongo que con cierta malicia, la mujer la regaló un set de pesca para el tan marketinero Día del Padre. Pero, quizás por la llamada "suerte de principiante", sacó la primera presa. Aplauso, foto y brindis. Obvio, no podían faltar las botellitas de cerveza arriba de la hidronave (Paréntesis: Maldito Reproductor de Windows Media!!! Está en aleatorio y pone canciones sugestivas, como si me leyera el pensamiento ¬¬). Cabe agregar, que para esas horas de la mañana el agua estaba un poco agitadita, y mi estado no era el mejor. Un poco de náuseas, pero en ese momento juré y perjuré que no iba a quedar tan mal de vomitar. En medio de la lucha, el otro principiante anuncia que el rival ataca su territorio también. Acusa una vez más el golpe. Luego, perece en la borda. No voy a subir la foto (sí, hay foto de ese momento), pero sepan que fue MUY desagradable. Fue ahí cuando renové mi temple y dije que ése no sería yo. Hasta que se me prendió la lamparita: Trip, esto es como andar en moto!!! En la subida, te agachás, en la bajada, te parás! Qué salame, por favor... Cómo no se me ocurrió antes?! Así, acompañando el movimiento de las olas, se me fue todo. La decisión que tomé, creo que fue más determinante que el truco per se. Muy contento estaba cuando recordé que tenía boyas en el agua. Jeh, qué curioso, no? Como estaba pescando... En eso, veo que una especie de esfera roja y negra se desplaza curiosamente hacia la derecha con respecto de sus dos hermanas. No las aguantaba más, capaz. O, ese anzuelo tiene pique. Mmm, más lógico. Che, de quién eran las rojas y negras? Qué?! Mías?! A los gritos de mi viejo y de Ropo, ejecuté un cañazo bestial. La caña estaba pesada. Lo conseguía! Allright! (diría mi jurasic bro :*) Recojí el nylon, acerqué las boyas a la lancha, desenganché (con mucho cuidado y un poco de asco) el pejerrey del anzuelo. Foto foto!. Decilo, decilo. Nada mal, no? Ni te cuento la alegría que tenía, casi como la de mi viejo, que veía que sirvo para algo más (aunque él no lo sepa).
Continuando con las acciones, Largo de cuando en tanto hacía una visita a las orillas del bote, abrazándolo y dejando que su sistema eliminara una vez más (erróneameamente, por su alterado sistema del equilibro) casi todo lo que contenía en su estómago. Ropo, ooobviamente, para esta altura ya había sacado casi 10 pejerreyes, mientras que mi viejo y yo ibamos empatados en 3. Hasta que se puso las pilas, se cansó de andar dando vueltas con el asunto y me explicó cómo se hacía esto. No se aprecia el real tamaño del pescado en esta foto, pero dense una idea que mi viejo de hombro a hombro mide más o menos un metro y por centímetros el escamoso animal no completaba la distancia. Enorme, dijo el sabelotodo Capitán. Y sí, se lleva en la sangre. Para que vean que de tal palo, tal astilla. Bueno, les cuento que desde ese punto y seguido a estas letras, secedió un hecho bastante desagradable que me hubiese gustado evitar. Mientras escribía un rápido cierre que ahora edité, escuché el característico rechinido de la manija de la puerta de la pieza de mi viejo (perdón por los reiterativos "de la", no los pude evitar) y supe, o quizás ya lo sabía, que venía mi viejo a cagarme a pedos por pasarme de las 12:30, horario en el que prometí que saldría de la PC. No hubiese sido nada fuera de lo que puedo soportar, si no hubiese dicho textualmente: "Qué oportunidad que te acabás de perder...". Y no sólo eso, la forma en que lo dijo. Tan decepcionado que se podía palpar, sentir. Contagiaba. Me sentía y me siento decepcionado de mi mismo por eso. Tranquilamente podría haber guardado todo y seguir mañana (hoy, en realidad) pero no, faltaba poco. No aprendo más... Dicho esto, espero entiendan cómo prosigo estas líneas, que en realidad las escribí en una nota del celular acostado en la cama.
En fin, Largo, cansado de llamar a Hugo (A.K.A. [Also known as] vomitar, porque primero hacés "Uuuh!" y después "Oh..."), se acostó sobre un borde de la embarcación a dormir, para intentar menguar su sufrimiento. Pasando a lo que nos interesa (Uff, no sabés che =P), cerca del mediodía, los peces decidieron que esto de ir a comer mojarras con gancho filosos no estaba tan bueno que digamos, y durante hora y media no pescamos nada de nada (no, no voy a hacer el chiste de "ni un resfrío" ¬¬. Esos los hace Guille <- Mirá, mirá, te mencioné bro! :*). Ya me estaba aburriendo hasta que, entonando con una vitalidad insospechada "Ha vuelto El Matador", Sebastián se levantó. Lo gastamos un rato (jeh) y apenas tocó la caña, sus boyas se movieron inusualmente. Sacó un pejerrey mediano, tirando a grande, pero su mejor presa. Precisamente en ese momento, mi viejo y yo tuvimos pique. Después Ropo. Habían vuelto los peces... Ahora, no me jodas, el que no cree en la suerte de principiante después de esto, es un necio. Reanudamos la pesca a buen ritmo, sacando Largo algunas presas notables dada su experiencia y su habilidad. Muy orgulloso de sí mismo estaba, cuando su archienemiga, aprovechando un descuido, volvió a atacar. Esa vez fue fatal. Tuvimos que volver a tierra porque realmente se sentía muy mal. Y se notaba, porque no paraba de poner la cara paralela al río. De todos modos, ya era casi la hora de volver. Prontamente llegamos donde en primer lugar habíamos partido, descagamos con agilidad la lancha y, una vez guardada la embarcación en su respectivo galpón y saludando a su capitán, emprendimos la vuelta a casa. Fue entonces cuando noté lo cansado que me sentía. Rindiéndome a las caricias de mi querido amigo, apoyé mi cabeza contra la ventana y emprendí un nuevo viaje: a navegar por los agitados mares de mis confusos sueños.